Competencia educativa. Se entienden como actuaciones integrales para identificar,
interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad y
ética, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer.
Enfoques
contemporáneos acerca de las competencias
Una vez examinado el marco contextual socio-histórico en que emerge
la categoría competencia, resulta indispensable profundizar el las concepciones
predominantes al respecto, considerando que la definición de este termino
representa una tarea en extremo compleja, por las múltiples acepciones que
adoptan las visiones teóricas que las sustentan, cuyo referentes son disímiles
y con frecuencia contrapuesto.
Aunque existen distintas topología acerca de los enfoque entorno a
las competencia, la propuesta que se presentan atiende un doble criterio
clasificatorio: la dimensión cosmosiva en la comprensión de las competencias,
por parte, y la dimensión estructural funcional, por otra.
Con relación a los aspecto cosmosivo, que implican de forma
explícita o implícita determinadas concepciones del mundo, el ser humano, el
desarrollo social y la educación, se distinguen dos grandes enfoques
predominantes, donde privilegía respectivamente la formación para la
competitividad o la formación para la nueva ciudadanía del siglo XXI.
Enfoques centrados en la competitividad
Estas posiciones surgen al calor del proceso de globalización
hegemónica, entendidas como internacionalización de las relaciones capitalistas
de producción que implican a todas las esferas de la actividad humana la
industria, las finanzas, los mercados, la cultura la política y la
ideología-.Puesta en practicas de nuevas formas descentralizadas de organización
del trabajo y la producción así como el predomino de nuevos modelos productivo
basados en la cooperación y el intercambio de roles profesionales, entre otros.
En tales circunstancias históricas el conocimiento científico y la
innovación tecnológicas son potenciados al máximo; en función de lograr
elevados niveles de productividad que aseguren la competitividad en los
mercados planetarios. En la misma medida se requiere imperiosamente formar
profesionales y técnicos con un perfil de competencias que les posibilite ser
creadores de ciencia y tecnología y enfrentar con mayor eficacia y eficiencias
las exigencias del mundo laborar y las empresas.
Enfoques centrados en la
nueva ciudadanía
En 1993 la UNESCO constituyó una
comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI,
constituida por un equipo de especialistas encabezado por Jacques Delours que
determinó, la necesidad de formar cuatro habilidades básicas las cuales definió
como pilares de la educación:
1. APRENDER A CONOCER: dada la rapidez de los cambios provocados por el
progreso científico y por las nuevas formas de actividad económica y social, es
menester promover no sólo el acceso a la información, sino la curiosidad, la
satisfacción y el deseo de conocer permanentemente.
2. APRENDER A HACER: más allá del aprendizaje de un oficio o profesión
conviene adquirir competencias que permitan hacer frente a nuevas situaciones y
que faciliten el trabajo en equipo, dimensión que tiende a descuidarse en los
actuales métodos de enseñanza.
3. APRENDER A SER: el progreso de las sociedades depende de la
creatividad y de la capacidad de innovación de cada individuo.
4. APRENDER A VIVIR JUNTOS: desarrollar el conocimiento de los demás,
de su historia, de sus tradiciones y su espiritualidad, en sociedades cada vez
más multiculturales y competitivas.
La competencia para la viuda abarca todas las esferas de la
existencia humana y no se reducen a las competencias laborales. Al mismo
tiempo, el concepto articulador de estos grandes aprendizajes para la vida
contemporánea sería el de la nueva ciudadanía del siglo XXI,
como utopía donde se recoje el modelo universal de un nuevo tipo de hombre y de
mujer que la sociedad planetaria debe formar para asegurar la supervivencia de
la civilización y de la vida misma sobre la tierra.