El uso de los medios de comunicación e información y las nuevas
tecnologías en las prácticas pedagógicas es un recurso indispensable para
desarrollar nuevas competencias en los estudiantes y acercarlos a las dinámicas
del mundo contemporáneo. De ahí que, la Revolución Educativa se proponga
mejorar los aprendizajes fomentando el uso de los medios electrónicos, la
televisión, la radio, el cine, el video y el impreso en el aula de clase.
El reto
es pasar de la enseñanza al aprendizaje y emplear los medios y las nuevas
tecnologías al servicio de un nuevo modelo de aprendizaje. No se trata
solamente de incorporar la tecnología como recurso para promover la educación o
el desarrollo; son nuestra propia visión y acción educativas las que marcan la
diferencia.
En este
sentido, maestros y maestras son estratégicos en el proceso. Hay que aplicar en
el aula las ventajas que ofrecen cada uno de los medios de comunicación e
información en estos nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje. Estamos ante el
gran logro tecnológico de fines del siglo XX: la multimedialidad. En la llamada
sociedad del conocimiento, de la revolución digital o de la era de las redes
hay que sacar el mayor provecho a la integración de los distintos medios.
Vivimos
un cambio fundamental en todos los aspectos de nuestras vidas. Y desde el punto
de vista educativo, maestros y maestras tienen que asumir los desafíos del
cambio y entender que los jóvenes perciben de otra forma, relacionada con la
transformación definitiva de los medios tradicionales (impresos, radio y
televisión) y la penetración de las nuevas tecnologías.
A nuevas
ignorancias hay que responder con nuevas alfabetizaciones. Y eso supone
preguntarnos por el aprendizaje y la convivencia en un mundo globalizado. La
exigencia es aprender a seguir aprendiendo y saber hacer con los nuevos
recursos y aprendizajes en esta sociedad del conocimiento.